Antes partir, miré (¿por última vez?) mi jardín de vientos. Sé que nunca nadie tuvo uno, y por eso tanto me costó dejarlo.
Aquel día, mis vientos jugaban distraídos entre las pocas plantas que las heladas del invieron habían dejado, y entre las perennes hojas de algunos árboles.
Otras veces, en cambio, corrían carreras, y los más audaces soltaban su furia de huracán, arrancando pedazos enteros de tierra y pasto. En otras ocasiones, se movían alegres y suaves, vistiéndose de brisa de verano.
El día de la partida, los miré por la ventana. No quise salir y saludarlos. Sólo los contemplé jugando, y me pregunté por qué estaban ahí confinados, si ellos eran los únicos y verdaderos libres en este mundo.Tocaba la guitarra el caminante, esperando quizá alguna otra visita indeseable. Ejecutaba una melodía que también hablaba de jardines como los que estaba recordando:
Time is linear, Memory is a stranger
History is for fools
Man is a tool in the hands
Of the great God Almighty
And they gave him command
Of a nuclear submarine
Sent him back in search of
The Garden of Eden
Y mientas tanto, observó que el horizonte estaba dibujado con una silueta de cuchillas suaves y colinas oscuras. Entendió que algunos días más de caminata, y llegaría a aquel lugar tan anhelado.