24/7/13

Algunos Pensamientos Desordenados II

El tipo lleva un libro abajo del brazo. Abajo del brazo, pero adentro del sobretodo. En el bolsillo interior, digamos. Hace frío y la llovizna le da lleno en la cara porque el viento.
Mientras camina buscando algún lugar donde meterse, piensa. Piensa en el libro que guarda dentro de su abrigo. Piensa que le quedan pocas hojas para terminarlo, y se pregunta si hoy es el día indicado para ese final. Para esa pequeña muerte. Porque él piensa que llegar al final de un libro es como una muerte pequeña. Una despedida de los personajes, los lugares, los olores, las sensaciones que lo acompañaron a lo largo de las páginas. Piensa que hoy no es buen día para esa despedida. Piensa que aunque pueda volver a su biblioteca y repasar sus hojas, nunca volverán juntos a recorrer el camino de la primera vez. Piensa que volver a las hojas es como recordar. Como recordar a un amigo que no está, a un padre que se fue, a un amor hoy ausente. Porque en esas ausencias, él también ve pequeñas muertes como la de terminar de leer un libro. Y vuelve a pensar de cuántas pequeñas muertes está llena su vida. Y mientras piensa en todo eso con la cara húmeda, encuentra un bar, entra, se sienta, pide un café con leche. Pone el libro sobre la mesa, lo mira. Y así se queda hasta que su taza ya no echa humo.

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